24 de enero de 2014

OTROS VIAJES EN EL 2013 (Eje Cafetero-Medellín)

A los tiempos que retomo el blog para informarles sobre los viajes realizados en el 2013 y uno que acabo de terminar comenzando el 2014. La verdad que he estado muy ocupado en el 2013, en especial  el segundo semestre, pero eso no impidió que realizara uno que otro viaje sea dentro o fuera del Ecuador.

Luego del viaje que hicimos por la Troncal Amazónica, Diego Herrera comenzó a planificar un viaje hasta Medellín para reencontrarse con los amigos que hizo durante su viaje al Dakar del 2013 y aprovechar para saludar a otro amigo que tiene en Medellín y que estuvo en Ecuador justo cuando Diego andaba por el Dakar y tuve la oportunidad de conocer y atender en su visita, se trata de Carlos Medina. El viaje lo veníamos planificado hace algún pero cada vez que se acercaba la fecha de salida se me presentaba algún viaje de trabajo al exterior lo que nos obligaba a posponer la fecha hasta que por fin a finales del julio del 2013 pudimos salir.
Fue un 25 de julio que arrancamos sin mas demora para Colombia con destino final en Medellín. Ese primer día salimos temprano, a las 5,15 de la mañana ya estábamos en dirección a la frontera norte de Ecuador, a la ciudad de Tulcán con parada intermedia en Ibarra y de con destino final Popayán. Ruta ya conocida, rápida hasta la Frontera, los tramites de internación y seguro Soat siempre quitan tiempo, nos tomo hora y media hacer la salida y entrada. De allí en adelante muchas curvas, subidas y bajadas, carreteras angostas pero en buen estado y cambios de clima. A las 5,45 de la tarde arribamos a Popayán después de recorrer 630 km. Casi 12 horas en la ruta, 9 de ellas conduciendo.




Algunas fotografías en Tulcán e Ipiales
A las 8 de la mañana del 26 de julio salimos de Popayán con ruta a la ciudad de Cartago para encontrarnos con Carlos Medina y de allí hacer un recorrido por el eje cafetero. De Popayán nos dirigimos hacia Cali y de allí por el Valle del Cauca hasta Cartago, viaje muy rápido, ahora si se rinde, muy buenas vías, gran parte de ellas de 4 carriles. A las 12,50 llegamos a Cartago, recorrimos 320 km. con muchísimos calor. Cartago es una pequeña ciudad de unos 120 mil habitantes, muy bonita, con mucho movimiento y mucho mas calor. Nos instalamos en la plaza de armas, punto de encuentro acordado con Carlos.  Aprovechamos para refrescarnos con un riquísimo jugo de mandarina y a disfrutar del bullicio humano. Aquí nos enteramos que Carlos tuvo un accidente  saliendo de Medellín, nada serio pero la moto quedo inhabilitada. Logramos hablar con Carlos y confirmar que él estaba bien, nos dio las indicaciones necesarias para poder llegar al hotel donde había planificado quedarnos este día. Salimos de Cartago a las 1,30 y recorrimos unos 40 km para llegar a la ciudad de Quimbaya en Quindío y que fue un asentamiento de un pueblo indígena de quien toma su nombre, los Quimbaya. Esta ciudad  ya es parte del eje cafetero y en donde existen unas casas de campo espectaculares, algunas de ellas convertidas en hoteles u hosterías para recibir a visitantes a esta hermosa zona de Colombia. Allí nos alojamos en el hotel de Patricia Barreneche, una de las tantas casas de campo convertidas en hoteles. Mágico el sitio, mágicas las vistas y gente especial. Día de poco recorrido, 350 km, pero muy gratificante, el paso rápido por las autopistas, la entrada a Cartago, jugo de mandarina como en pocos sitios y mucho colirio para los ojos.


La iglesia de Popayán



A las salida del hotel el Popayán

Caballos de coche en Popayán


Entrada a Quimbaya en Quindío

Nuestro hotel en el Quimbaya

Para los días de calor, casi siempre

No envidien

Patricia Barreneche, una anfitriona de película



Salimos a las 10 de la mañana del día 27 de julio para hacer un recorrido por nuestra cuenta por el eje cafetero, o por lo menos parte de el. Salimos vía Filandia en donde nos subimos a un mirador que permite ver en 360° todo el terreno circundante, sus muchos municipios y fértiles tierras. De allí nos dirigimos a Pereira, Manizales Medellín. En Manizales pudimos circular por sus puentes, uno atirantado y más espectacular, el helicoidal. Para entrar a Medellín decidimos subir por Fredonia y así evitar el trafico de la subida hacia Caldas. Con los paros mineros el trafico a estado muy complicado y esa subida que es de terror con tantos camiones, no es nada agradable. Perfecta decisión, desvío por la Pintada hacia Puente Iglesia vía Bolón Bolo y antes de eso desviarnos hacia Fredonia para luego empalmar con la entrada a Medellín en donde nos estaría esperando Carlos Medina, golpeado pero cumplido. Carreteras de montaña, angostas e intrincadas pero preciosas y con vistas alucinantes. Pequeños poblados, grandes sembradíos y un aire limpio pero con una aroma a campo como pocos sitios. Paramos como a las 4 de la tarde en Fredonia a comer algo, trabajo cada vez mas difícil ya que Diego se la pasa comiendo barras energéticas y no quiere comer de verdad, eso no va conmigo. El mejor sancocho de costillas de mi vida y sepan que he comido sancochos buenos, también unas ricas arepas con chorizo que me calleron con anillo al dedo. Ya los últimos kilómetros se nos hicieron pesados. Entramos a Medellín como a las 6 de la tarde y directo a la casa de Javier Ramírez, otro de los amigos de Diego en su paseo por el Dakar. Recorrido corto, unos 280 kilómetros, muchas paradas para disfrutar la geografía y tomar fotos.


Mirador de Filandia




Algunas vistas desde el mirador

Puente atirantado y helicoidal en Manizales

Allí estamos en el puente



El domingo 28 nos dedicamos a pasear por Medellín en la mañana, conocer su Metro y Cable Metro, el parque Arvi y en la tarde a conocer la piedra del Peñón de Guatapé, si es que a ese monolito de mas de 200 metros de altura y con mas de 700 escalones para subir a su cima se le puede llamar piedra. Pero que si vale la pena el viaje y la subida? pues si y si. La vista del lago que se forma por el embalse Guatapé no tiene ni nombre ni manera de describirla, les dejo unas fotos que hablan por si solas. Noche de domingo en casa de Javier Restrepo, otro amigo de Diego en su recorrido. Javier Junto con Juan Hoyos recorrieron casi toda Sur América en un jeep durante 9 mese, ese es una historia que ellos deberían contar, ojala lo hagan algún día. Linda noche, buena gente reunida recordando buenos tiempos, con buen trago y buena comida. Llegamos justo cuando la parrilla estuvo lista. Ya no hubo como regresar a la casa de Javier Ramírez, nos quedamos en la casa de Javier Restrepo.

Con Javier Ramírez y Cristina




La piedrita







Algunas vistas al embalse de Guatapé



Si cuentan bien, verán que son más de 700 peldaños
Ya en la casa de Javier Restrepo

Y se prendió la rumbita





Carlos, Javier, Cristina, Javier, Diego, yo, Daniel y Juan



El lunes nos dedicamos descansar de la rumbita de ayer y a las motos, llantas en la de Diego, nada especial en la mía. Pasamos la tarde con Carlos en sus quehaceres y en una cita medica por lo de su accidente, gracias a Dios todo bien, solo será cuestión de tiempo para que Carlos este listo para subirse a la moto de nuevo.

Martes 30 de julio, 6 de la mañana  y ya en camino para nuestro regreso a Quito. 1 hora y 45 minutos para salir de Medellín y hacer 75 km, eso les puede dar una idea de los complicada que es la vía de acceso a Medellín, curva tras curva y mucho trafico, en especial pesado. Nos paramos en la pintada a desayunar, a estas horas Diego aun no se ha comido ninguna barra y le es posible comer algo en serio. A las 8 y 20 salimos  de la Pintada vía Manizales, Pereira, Cali y con el propósito de llegar hasta Popayán. Apenas recorrimos unos kilómetros y sorpresa, para minero. hasta las 10 de la mañana sin movernos. Aquí los paros son negociados, tienen su horario y lo cumplen con precisión. Vía rápida casi sin paradas hasta Cali, bueno las afueras de Cali. Allí nos detuvimos a las 4 de la tarde para comer algo, yo por lo menos y fue cuando nos enteramos que en Cali estaban desarrollándose los Juegos Mundiales, estos juegos reúnen a muchas disciplinas que aun no se consideran deportes olímpicos. Difícil conseguir hotel con eventos como este, la ciudad llena de visitantes y comitivas de todo el mundo, al final la mas fácil, paramos a un motorizado y que nos guíe a los hoteles cercanos hasta conseguir una habitación, funciono. Rápido y barato, el motorizado, el hotel no. 420 km recorridos en casi 10 horas.

No queda otra, parados y otros acostados

Transito pesado por demás

Paradas que nunca faltan


Miércoles 31, salimos temprano de Cali y con el objetivo de llegar temprano a Ipiales para entrar al Santuario de Nuestra Señora de las Lajas. Llegamos a las 4 de la tarde, parada rápida a comer algo y de allí al Santuario. Un homenaje al emprendimiento, coraje y decisión de los hombres y me imagino que mujeres también, que construyeron este templo que une ambos lados de este pequeño cañón del río  Guáitara en Ipiales. Dicen que la Fe mueve montañas, en este lugar las modificaron. Salimos del Santuario como a las 5 de la tarde a hacer los tramites de salida de Colombia y entrada a Ecuador y continuar nuestro viaje a Quito. Un poco complicado el regreso, problemas de abastecimiento de combustible en la frontera, las gasolineras cierran a las 7 de la noche y no lo sabíamos. Bajamos la cuesta en neutro hasta el Juncal para ahorrar gasolina, llegamos con las justas. De aquí hasta Quito a ritmo lento, de noche siempre es mas complicado todo. Llegamos a las 11 y media después de recorrer 730 kilómetros en esta etapa y 2.520 en total. Fueron 7 días del frutas, conocimos lugares nuevos, nos divertimos siempre y hubo el reencuentro de un grupo que se forjo kilómetro a kilómetro en su recorrido durante el Dakar del 2013. Me alegro ser parte de esto.

Santuario de Nuestra Señora de Las Lajas


Gracias a todos por su apoyo y estimulo. Patricia, Carlos, los Javieres, gracias por su hospitalidad y amistad. A todas las personas anónimas que siempre se acerca a conversar y a hacernos saber de lo interesante de cada lugar o de lo que acontece en el momento.